martes, 14 de julio de 2020

La gran ola de inmigración ultramarina (1880-1950)


La Revolución Industrial en distintos países de Europa implicó cambios profundos en la producción, traslado, información, como así también mayores libertades civiles y políticas. El ferrocarril y el barco a vapor facilitaron el movimiento de trabajadores hacia lugares donde la creciente producción agrícola o industrial lo requería
Argentina, al igual que Estados UnidosCanadáAustraliaNueva ZelandaBrasil o Uruguay, está considerada como un país de inmigración, cuya sociedad ha sido influida en buena medida por el alto impacto que generó el fenómeno inmigratorio masivo, que tuvo lugar a partir de mediados del siglo XIX.
En el primer censo de 1869 la población argentina no alcanzaba a 2 millones de habitantes. Por otra parte, ya para 1920, un poco más de la mitad de quienes poblaban la ciudad más grande, Buenos Aires, eran nacidos en el exterior. De acuerdo a la estimación efectuada por Zulma Recchini de Lattes, la población argentina, que de acuerdo al censo de 1960 era de aproximadamente 20 millones de habitantes, si no hubiese existido el aporte de la corriente inmigratoria proveniente de EuropaCercano y Medio OrienteRusia y Japón, sólo hubiera tenido para ese entonces poco menos de 8 millones de pobladores.
EL POBLAMIENTO DEL CAMPO:

Las primeras colonias rurales de inmigrantes tuvieron lugar bajo el gobierno de Justo José de Urquiza; en 1855 la provincia de Corrientes firmó un acuerdo con el médico francés Auguste Brougnes, por el cual éste se comprometía a gestionar la llegada de un millar de familias de agricultores en el decenio subsiguiente. La provincia les entregaría 35 hectáreas de tierra apta para el cultivo, además de vituallas, semilla, animales e instrumentos de labranza. Los pobladores arribarían en los años siguientes, asentándose en Santa AnaYapeyúEmpedradoBella Vista y los alrededores de la ciudad de Corrientes.

En enero de 1856 fue creada la colonia agrícola militar “Nueva Roma” (con una mayoría de italianos) cerca de Bahía Blanca, pero la muerte de su fundador, Coronel Silvino Olivieri, hizo fracasar el tentativo.
En 1857 se fundó, de forma particular, la Asociación Filantrópica de Inmigración, que obtuvo una subvención gubernamental y la concesión de los terrenos anexos al puerto de Buenos Aires en los que se levantaría el Hotel de Inmigrantes. Ese mismo año, Urquiza patrocinó personalmente el poblamiento de la Colonia San José, en Entre Ríos.
Los primeros experimentos datan de finales de 1856 e incluyeron la colonia suiza de Baradero, la colonia Esperanza, que albergaba suizosfranceses y alemanes, encabezados por Aarón Castellanos en Santa Fe, y la colonia galesa de Gaimán, en Chubut, patrocinada por el ministro de Interior Guillermo Rawson.
Sus sucesores Bartolomé Mitre (1862-1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880) darían estímulo a iniciativas similares, aunque inicialmente no hubo una implicación directa del gobierno en las mismas.
La mayoría de los inmigrantes se dedicó a labores remuneradas, dando impulso a gran cantidad de ciudades. Más efectivos resultaron los programas de colonización en Mendoza, en Entre Ríos —donde la iniciativa del barón Maurice de Hirsch dio lugar a las colonias judías, cuya memoria narró Alberto Gerchunoff— y en el norte apenas poblado, en especial Misiones y el Chaco. En estas últimas provincias el motor del asentamiento fueron las empresas forestales; la Forestal Land, Timber & Railway Company, de capitales británicos, pobló el Chaco —a medida que talaba sin remedio sus extensos quebrachales— con braceros y hacheros, muchas veces originarios de Europa del Este. Otras de sus competidoras hicieron lo propio en Santiago del Estero, y aún Salta y Jujuy.
INMIGRACION URBANA:
El volumen de la inmigración, constante desde mediados del siglo XIX hasta finalizado el primer cuarto del XX, significó en términos demográficos que la población argentina se duplicara cada veinte años. 
Según el censo de ese año en la Ciudad de Buenos Aires más del 60% de la población eran inmigrantes, en su mayoría de origen europeo, mientras que en Rosario sobrepasaban el 47 por ciento de la población de la ciudad en 1910 (Censo Municipal del Centenario) y el 42 por ciento en 1914 (Censo Nacional) con la particularidad de que el 55 por ciento del total de extranjeros en la ciudad eran italianos. La ciudad del sur santafesino pasó de una población de 9.785 habitantes en 1858 a 222.000 en 1914​ y en las provincias de Buenos AiresCórdoba y Santa Fe el 30% de la población de estas eran inmigrantes europeos.
Más de la mitad de los migrantes se radicó en la Ciudad de Buenos Aires o en la Provincia de Buenos Aires. Fuera de la región litoral la Provincia de Misiones se destacó por el alto porcentaje de inmigrantes en su población; a comienzos de la década del 40 sobre una población total de 190 000 habitantes,80 000 (42 %) eran extranjeros, con predominio de polacosucranianosalemanes y rusos.


INTEGRACIÓN DE LOS INMIGRANTES Y REPRESIÓN:
La integración política de los migrantes siempre fue reducida; hacia 1900, sólo el 4 % de los adultos en condiciones de votar eran de origen extranjero. Al desinterés del Estado argentino en nacionalizar a los recién llegados se sumaba la indiferencia de éstos para hacerlo, pues muchos conservaban la idea de volver a su país de origen luego de ahorrar lo suficiente. 
 Coincidentemente las comunidades de inmigrantes habían comenzado a crear organizaciones de solidaridad mutua, como Unione e Benevolenza, el Club Español, el Hospital Italiano, etc. A la fundación del primer sindicato de gráficos en 1878, le siguieron en las dos décadas siguientes la organización de sindicatos en casi todas las ramas de la economía (empleados de comercio, ferroviarios, carreros, panaderos, sastres, albañiles, tabacaleros, etc.), impulsados por anarquistas y socialistas, que en 1901 dan origen a la primera central sindical estable, la Federación Obrera Argentina (FOA)
El movimiento obrero mantuvo una actitud contraria a la Ley de Residencia, cuyo tratamiento por el Congreso en 1902 fue el factor detonante de la primera huelga general. A pesar de ello la ley fue sancionada el 23 de noviembre de 1902 con el número de Ley 4144. Pese a la escisión entre anarquistas y socialistas, que fundaron la Unión General de Trabajadores (UGT.
En 1912 los inmigrantes y sus descendientes desempeñaron un rol activo en la organización y apoyo a la gran huelga agraria conocida como el Grito de Alcorta.
Cuando la Ley Sáenz Peña estableció el sufragio obligatorio y secreto, muchos descendientes de inmigrantes apoyaron con su voto a Hipólito Yrigoyen y contribuyeron a que se convirtiera en el primer presidente argentino elegido en elecciones con participación masiva. El cariz urbano y obrero de la Argentina de los inmigrantes sería uno de los motores de la oposición política, sindical y social, crucial durante el siglo XX, entre oligarquía y populismo en sentido positivo.
A partir de la crisis mundial de 1929, la inmigración hacia Argentina proveniente de Europa y otros orígenes de ultramar, comenzó a reducirse drásticamente.
TRABAJO: BRISA GUALTIERI 3RO C TT

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